Peeling

Literalmente la palabra “peeling” significa pelar o decapar. En dermocosmética, es aquello que produce una renovación celular acelerada de las capas de la piel con fines tan diversos como limpieza, nutrición, hidratación, astringencia, disminución de los efectos de envejecimiento, acción antiseborreica, despigmentante, etc.

El peeling químico se considera hoy en día una buena opción, poco invasiva, que ayuda a mantener una piel sana, cosméticamente bella y que inhibe los efectos del envejecimiento. Su uso no está limitado a un simple tratamiento, pues se emplean como complemento o pasos básicos de otros procedimientos dermocosméticos, como la microdermoabrasón, la mesoterapia, los rellenos cutáneos, etc.

Dependiendo de la profundidad de acción de la sustancia utilizada, el peeling puede ser:

  • Superficial; produce una renovación del estrato córneo y la epidermis.
  • Medio; provoca una renovación total del estrato córneo y parcial de la epidermis.
  • Profundo; induce una destrucción total de la epidermis y de la dermis hasta el estrato reticular medio.

La eficacia del peeling depende de múltiples factores, como el conocimiento de la sustancia química que se va a emplear, las características de la piel (fototipo, grosor, herencia étnica, hipersensibilidad…), la formulación de cada sustancia (concentración, pH…), tiempo de contacto, etc.